Al ser un grupo grande, debido a las agendas de cada uno, fue llegando gente de forma escalonada. Inicialmente éramos 9, posteriormente 11 y finalmente 14 personas. Por ello, decidimos dividir el viaje en dos partes, la primera en la que nos quedamos en Atenas, convirtiéndose en nuestra base durante 4 días y el resto del viaje, que realizamos un roadtrip por la Península del Peloponeso, cuando ya estuviéramos reunidos los 14 del grupo.
En cuanto a los transportes, volamos con Iberia, en vuelo directo. En Atenas, nos movimos en la mayoría de ocasiones en Uber, ya que eran bastante baratos y entre 3/4 personas merecía la pena. Además, Atenas es una ciudad que permite conocerla andando, son distancias algo largas pero de esa forma puedes empaparte de la cultura y ver la diferencia entre los barrios de la periferia y los colindantes al Acrópolis. Para la segunda parte del viaje, alquilamos 4 coches en AddCar. La empresa era de las más económicas y los coches algo básicos pero hicieron su función (importante añadir siempre el seguro a todo riesgo in situ, mucho mejor que a través de proveedores online). Las carreteras por Grecia se parecen mucho a las españolas. Eso sí, hay muchos peajes en los diferentes tramos que recorrimos, todos en torno a 2-3€, eso sí.
En cuanto al presupuesto del viaje, salió a en torno 900€ por persona, 9 días, con absolutamente todos los gastos incluidos y sin haber estado muy pendientes de lo que gastábamos, comiendo donde nos apetecía, haciendo tours guiados... Es fácil pagar con tarjeta en la mayoría de sitios, sin embargo, para alguna de las actividades que realizamos, convenía llevar efectivo (sacamos unos 200€ por persona antes de viajar). En comparación con España, todo es un poco más barato, lo cual se agradece. Los alojamientos los llevamos reservados desde España, todos a través de Booking/Airbnb.
A continuación, iré contando día a día nuestro planning, lugares donde comimos, dormimos y recomendaciones que aconsejaría 100% incluir en un viaje por Atenas y Peloponeso.
Quedamos cerca de la Catedral de Santa María, donde inició el tour. De Atenas, destacaría los siguientes puntos de interés: la Iglesia de Agios Eleftherios (al lado de la catedral y realmente bonita), el cambio de guardia (realizado en frente del Parlamento griego en la Plaza Syntagma), el Jardín Nacional de Atenas (agradable de pasear y con cientos de especies de árboles importadas de todo el mundo), el palacio presidencial y la casa del primer ministro, el Estadio Panathinaikó (que acogió la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos en Atenas 1896 y que se sigue utilizando hoy en día), el Templo de Zeus (que se encontraba en obras cuando estuvimos nosotros), el Arco de Adriano y la zona del Ágora romana de Atenas (con la Torre de los vientos, la Biblioteca de Adriano…). Destacaría el barrio de Plaka, el barrio más bonito, entrañable y agradable (desde mi punto de vista) de Atenas, encontrándose a las faldas del Acrópolis. Todo callecitas peatonales con muchas flores y vegetación así como tiendas. Por último, mencionar la Plaza Monastiraki, la plaza principal de la ciudad, muy animada, atestada de gente, restaurantes (donde se comen los mejores Gyros de la ciudad), vendedores… Mención especial a la Iglesia Panaghia Kapnikarea, una de las que más me gustó.
Finalizado el freetour, fuimos a comer a Avli Psiri, en una calle bastante solitaria y fuera de todo el meollo pero cerca de él. Fue recomendación de la misma chica que nos recomendó Rosalia y como no, otro acierto. Nos encantó a todos. Tuvimos que hacer algo de cola para sentarnos porque estaba hasta los topes. Se trata de un pasillito estrecho (no te imaginas que puede haber un restaurante) y al cruzarlo llegas a un patio interior monísimo, con mesas pequeñas y repletas de gente. Además, y más importante, la comida barata y súper local. Paseamos por zona que nos había gustado (Plaka) y fuimos a una calle (Mnisikleous) con una escalera larga y apenas espacio para caminar de todas las terrazas que tenía para tomarnos un café en Yiasemi.
Nos apetecía tener una imagen panorámica de la ciudad, por lo que ascendimos en Uber hasta Monte Licabeto (5€ de trayecto. Ojo con pedir un taxi en la calle, nos intentaron colar 25€ por taxi y en Uber es la quinta parte). Existe también la posibilidad de subir en funicular. Desde la cima se tienen vistas de toda la ciudad y es un sitio chulo para ver el atardecer, eso sí, estaba llenísimo de gente. Bajamos andando dando un paseo, hay un camino bastante intuitivo. Para cenar, querríamos haber reservado porque los sitios estaban llenísimos y éramos bastantes pero acabamos encontrando sitio en Oxo Nou, en la zona de Exarchia, y nos terminó gustando bastante. Nos apetecía un poco de marcha, asique fuimos a la zona de bares/discotecas Gazi y entramos en una discoteca enorme, Lohan.
Día 3. Isla Egina.
Como aún nos quedaban dos días en Atenas (hasta que llegará el resto del grupo), decidimos ir a pasar el día a Isla Egina. Es una de las islas sarónicas (Salamina, Egina, Angistri y Poros) y es una escapada estupenda para ir a pasar el día. Se llega en ferry (el cual tarda 1 hora) desde el puerto de Atenas. Nosotros cogimos los billetes online (https://www.ferryhopper.com/es/ferry-routes/direct/athens-aegina), sin embargo también hay opción de comprarlos en el puerto.
La isla es pequeñita y tiene el pueblito de Aegina (donde te deja el ferry) que para pasear es muy agradable. Para moverse por la isla hay opción de coger un autobús que te cruza la isla o bien coger taxis (que esperan en la zona del puerto). Se trata de una isla muy montañosa (sobre todo en la parte del sur) y las zonas más visitadas se encuentran en la parte norte. Tiene bastantes playitas, sin embargo, cuando estuvimos no hacía tiempo de bañarse por lo que nos centramos en otras zonas. Concretamos con dos taxis que nos llevaran y nos trajeran de vuelta a Aegina, parando en dos lugares para visitar, por el precio de 100€ (entre los 9 que éramos). Paramos a visitar la Iglesia de San Nectario y, posteriormente, lo que realmente merecía la pena, visitamos el Templo de Afaya (el cual forma el triángulo sagrado junto con el Partenón en Atenas y con el Templo de Poseidón en Cabo Sunión, dato curioso).
De vuelta al pueblo, habíamos reservado a comer en Dromaki, un restaurante al ladito de la playa con aguas cristalinas y un servicio encantador. Comimos pescado fresco, por recomendación del camarero (lubina y pargo) y fue un acierto total. En comparación con otras comidas fue algo cara, sin embargo, lo merecía. Tras ello, paseamos por el pueblo, nos perdimos por sus calles… Tiene muchas tiendas monísimas y una heladería bien rica (Melenio). Además, la isla Egina es una de las principales exportadoras de pistachos del mundo, y es que la variedad de pistacho que se encuentra en Egina, llamada koilarati, es rara y excepcionalmente deliciosa. Por ello, verás tiendas de producto local por doquier. Pusimos rumbo de vuelta a Atenas, nos reunimos con 2 amigos del grupo que faltaban por llegar y cenamos en un sitio italiano por Exarchia.
El último día en Atenas lo habíamos reservado para visitar el Acrópolis. Habíamos planteado la posibilidad de hacerlo sin guía, sin embargo, llegamos a la conclusión de que visitarlo por tu cuenta lo único que supone es tirar el dinero ya que en sí, lo visitable, no es algo impactantemente bonito, así como sí lo es la historia que hay detrás del lugar y del Partenón. Por ello, hicimos búsqueda en internet y dimos con literalmente la mejor guía de Atenas. Fue una absoluta MARAVILLA. Efi, así se llamaba la guía, es una fuera de serie en cuanto a guía se refiere, te transmite el amor por la historia, te engancha, te emociona y te hace querer saber más. Si hay algo que recomendaría sin dudarlo de este viaje, sería coger este tour por el Acrópolis con ella.
El tour comenzaba a las 8am e incluía la visita del Acrópolis (50€ por persona con la entrada incluida, que son 20€ en taquilla) durante 3h de explicación. No sabíamos que después continuaba el tour por el barrio de Plaka y el Ágora romana y los encargados de Toptourgreece (una pareja encantadora) nos invitaron a los 11 del grupo a realizar dicho tour, con otras 2h más de visita. 5h con ella y se pasaron rápidas. Terminamos el tour en la plaza de Monastiraki y nos decidimos por comer un gyros en Tanasis, uno de los lugares más conocidos de dicho plato griego.
Para la tarde, teníamos previsto ir al aeropuerto a recoger los coches que habíamos alquilado, por lo que cogimos 3 Ubers hasta el aeropuerto. Tras gestionar los seguros a todo riesgo sin franquicia, pusimos rumbo a Cabo Sunion, a una hora en coche, donde se encuentra el Templo de Poseidón (que cuesta 10€ por persona). Desde aquí, se puede ver uno de los mejores atardeceres de Grecia, y doy fé. Antes de entrar al templo, hay un bar con una terraza muy agradable y vistas bonitas. Pusimos rumbo de vuelta a Atenas para encontrarnos con los 3 amigos que faltaban para completar los 14 del grupo y cenamos en Efcharis. En Google tiene muy buenas opiniones, sin embargo, no nos gustó mucho.
El quinto día de viaje comenzábamos la segunda parte del mismo, la ruta en coche por el Peloponeso. El Peloponeso es una península de Grecia, unida al continente por el istmo de Corinto que actualmente está cortado por el canal de Corinto. Su nombre proviene del héroe mitológico griego Pélope, quien supuestamente conquistó toda la región. En la región se halla la ciudad de Olimpia (que no visitamos), centro religioso de la Antigüedad, donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos, y la ciudad de Esparta, una de las ciudades más importantes de la Grecia antigua. Antes de nada, me gustaría recomendar un blog que encontré cuando me puse a preparar el viaje, ya que me parece una maravilla y tiene muchos datos muy útiles y más amplios que los que yo aporto en esta entrada del blog.
https://www.greciaenprimerapersona.es/cuaderno-de-viaje-peloponeso.
La primera parada fue el Canal de Corinto, el cual es uno de los proyectos de ingeniería más importantes a nivel mundial y comunica el mar Egeo y el mar Jónico. Se trata de una vía de agua artificial, permitiendo el transporte marítimo y separando el Peloponeso del resto de Grecia. Mide 6,3 km de largo y se construyó entre 1881 y 1893. Se trata de una parada rápida para estirar las piernas y ver el canal.
Ponemos rumbo a Epidauro, conocido, entre otras cosas, por ser un Santuario de la Medicina. De hecho, lo más destacado que hay que ver es el Santuario de Asclipio y, por supuesto, el teatro de Epidauro. Tiene parking grande y la entrada son 12€ por persona. El teatro de Epidauro se construyó entre el siglo IV y el II a.C. y es, sin duda, uno de los teatros clásicos mejor conservados de la antigüedad. Tanto es así que hoy en día se sigue utilizando para representar obras clásicas en el Festival de Teatro de verano de Epidauro. Impresiona su acústica, de hecho, si varios suben a los asientos más altos del teatro y uno se pone a hablar en tono normal en el centro del escenario, veréis cómo se escucha, alucinante! No cogimos guía pero nos pusimos a leer información en internet a medida que visitábamos el emplazamiento.
Desde allí, pusimos rumbo directo a Nauplia o Nafplio. Comimos en O vasilis taverna, adecuado. Nafplio, fue capital del país entre 1829, fecha en que Grecia se independizó del imperio otomano, y 1834, cuando se trasladó la capital a Atenas. Es una ciudad pequeñita, monísima y vacía de turistas en esta época del año, lo cual se agradece. No es muy grande y en una tarde te da tiempo a recorrerla. Tiene una calle principal con tiendas, suelos de mármol y buganvilla en cada esquina. Hay una fortaleza en lo alto, a la que se puede llegar tras 900 escalones, la entrada es de 8€ (algunos subieron, otros en cambio nos quedamos paseando a nivel del mar). El paseo marítimo es agradable. Cenamos en Wind Duck, una auténtica delicia, muy recomendable. Esta noche nos hospedamos en Leto Nuevo Hotel, se encontraba en la parte alta del pueblo, muy limpio y agradable.
Atenas ha sido todo un descubrimiento, ha superado con creces mis expectativas ya que había recibido bastantes malas opiniones de la ciudad. Si bien es cierto que los barrios más nuevos son muy decadentes, impresionan de antiguos, sucios… Atenas atesora una historia increíble y la zona del Acrópolis y del barrio de Plaka son suficientes para superar los contras de la ciudad. La comida es una delicia y el espíritu es muy similar al de los españoles, son súper serviciales. La parte del Peloponeso me ha parecido una joya para visitar, un descubrimiento. Permite realizar un viaje largo de unas 2 semanas por toda la península. Es un viaje que recomiendo encarecidamente.