lunes, 2 de mayo de 2022

Roadtrip de Coimbra a Cascais en 6 días


    Portugal siempre es un destino seguro. Desde España, Portugal es un lugar perfecto para una escapada de unos días ya que está cerquita, es barato y suele hacer buen tiempo (si vas de primavera a otoño). Sumado a ello, Portugal tiene infinidad de zonas para visitar. La zona del Algarve, la costa de Lisboa a Oporto, la costa de Oporto hasta Galicia, la parte más continental, playas obligadas para los amantes del surf... Y todas ellas tienen un encanto especial. En otras ocasiones he realizado viajes a Lisboa u Oporto únicamente, en otra ocasión realicé viaje desde Aveiro hasta Viana do Castelo, pasando por Oporto y todos me han encantado. Portugal no es solo el país vecino, es su gastronomía, desde el polvo (pulpo), hasta la francesinha y los pasteles de Belem, pasando por todas las versiones posibles del bacalao. Es el hogar de la librería más antigua del mundo y el creador de la música más triste que existe, el fado. Éstas son sólo algunas curiosidades de este precioso país. 

 

    En esta ocasión, por semana santa, nos apetecía hacer alguna escapada y como queríamos ir en coche desde Madrid, decidimos Portugal. Dentro de Portugal, me apetecía muchísimo volver a Óbidos (había estado en toda esa zona cuando era más pequeña y me había encantado), por lo que planeamos un viaje desde Coimbra hasta Cascais pasando por varias ciudades. 

Día 1. Llegada a Coimbra.

    Iniciamos el viaje desde Madrid con muchas ganas de patear toda esa parte de Portugal. Primer tema a tener en cuenta, los peajes de Portugal. En resumidas cuentas, cobran por viajar en prácticamente todas las autopistas principales. Hay unos arcos que leen tu matrícula para saber que has pasado por dicho peaje. Para ello tienes que asociar una tarjeta de pago a la matrícula del coche que lleves. Nosotros lo hicimos desde la siguiente página web (https://www.portugaltolls.com/es), sin embargo también se puede hacer al inicio de la primera autopista por la que vayas. También hay peajes que se pagan de forma tradicional con la típica cabina.
 

    Llegamos a media tarde a Coimbra y lo primero que nos llamó la atención de la ciudad era la infinidad de cuestas que tenía. Nosotros nos hospedamos en Monte Rubiu Guesthouse, un bloque de apartamentos muy acogedor, limpio y con un desayuno muy abundante (que se paga aparte), en el que nos quedamos 2 noches. Nos instalamos y fuimos a dar un paseo por la ciudad. Coimbra es la ciudad portuguesa universitaria por excelencia, de hecho alberga la universidad más antigua de Portugal y muchos estudiantes de todo el país vienen hasta esta ciudad para formarse dicha universidad. El centro histórico es pequeñito, tiene algunas calles peatonales con suelos adoquinados y, sobre todo, cuestas y cuestas. Fuimos a cenar a Refreito da Baixa. Habíamos reservado previamente, habiendo hecho una búsqueda de los restaurantes mejor valorados de Coimbra y este lo ponían francamente bien, precios madrileños eso sí. La comida deliciosa. Lo único, el servicio algo lento, cosa que aprendimos a lo largo de los días que es lo habitual en todos los restaurantes. 
Día 2. Coimbra y Palacio de Buçaco.

    El segundo día lo dedicamos a visitar la ciudad de Coimbra. Comenzamos con el freetour que habíamos reservado a las 10.30 con Civitatis. Duró 2h15, inicialmente nos parecía algo largo pero luego nos gustó y lo disfrutamos mucho. Visitamos los puntos principales de la ciudad: Monasterio de Santa Cruz, Jardín Botánico, Universidad, la rua do quebra costas (la calle principal del centro histórico que parte desde el arco de almedina, el cual divide la ciudad en zona alta y baixa)..., terminando en la Catedral Vieja. Como principal pega, no incluye la visita a la universidad, por lo que recomendaría reservar parte del día para visitarla por cuenta propia.

    Habíamos reservado para comer en un sitio que habíamos fichado previamente, lo ponían fenomenal. La chica que nos recibió en el Guesthouse fue el primero que nos recomendó, así que no podríamos haber elegido mejor. El sitio es muy mono, el servicio amable y la comida sorprende. Buen producto, buena cantidad y muy muy rico (en especial la empanadilla de cochinillo). El sitio se llamaba Sete. Nos habíamos quedado con ganas de visitar la universidad por dentro, por lo que cogimos las entradas online (http://visituc.uc.pt/es/) y allá que subimos de nuevo (la que la universidad se encuentra en lo alto de la ciudad), parando previamente en la heladería Cosi, helados muy cremosos y sabores increíbles!! Si te decantas por comprar la entrada físicamente, es importante saber que no las venden directamente en los sitios que se visitan en la zona de la universidad, sino que la oficina de tickets se encuentra en una calle de la zona universitaria algo alejada. 

 

    Primero visitamos la Biblioteca Joanina, una auténtica maravilla. Imponente con sus tres salas repletas de libros, muebles de maderas tropicales… digno de una película de Harry Potter. Un dato curioso y que nos hizo gracia, en la biblioteca viven unos cuantos murciélagos que por las noches salen a volar y se dedican a comerse los mosquitos para que no se deterioren los libros. Posteriormente visitamos la capilla de San Miguel y por último el Palacio Real. Con la entrada también se puede visitar un laboratorio de química, sin embargo se encuentra algo alejado y preferimos poner rumbo de vuelta al alojamiento. 


    A media tarde cogimos el coche hasta el Palacio de Buçaco, a unos 35 minutos hacia el norte de Coimbra. Este Palacio, actualmente un hotel y monumento nacional, fue parte de un convento fundado por los carmelitas en el siglo XVII, y se trata de una recreación de la arquitectura manuelina, inspirada por obras como la Torre de Belém o el Monasterio de los San Jerónimos, en LisboaLa entrada al parking son 6€. El Palacio por dentro no se puede visitar, sin embargo ya verlo por fuera es impactante. Es realmente bonito, tiene unos jardines preciosos y muy bien cuidados. Se puede comprar un mapa por 1€ en el sitio de información, en el que se detallan diferentes rutas que hay para hacer en los bosques que tiene a su alrededor. Nosotros subimos hasta la Cruz Blanca, desde donde tienes vistas maravillosas de todo el valle y del castillo. Ya con el sol cayendo, volvimos hacia el coche. Un descubrimiento que recomiendo para completar el día de visita en Coimbra. A nuestra vuelta, cenamos en Tapas nas costas, con una filosofía de tapas similares a las que puedes encontrar en España, con ese toque portugués.

 

Día 3. Tomar, Nazaré y Óbidos.

    Dejamos Coimbra detrás e iniciamos la ruta hacia el sur. Paramos en Tomar, una ciudad que no nos sonaba y tras leer en varios blogs antes de viajar vimos que podía tener bastante que ofrecer. No es muy grande pero tiene mucho encanto, un centro histórico con callejuelas adoquinadas, muchos comercios, flores y plantas en las calles… la plaza de la republica tiene una iglesia que cuando fuimos se encontraba en obras, pero tiene una estupenda vistas hacia el castillo de los caballeros templarios. Al castillo se puede subir en coche, sin embargo nosotros lo hicimos andando, pasando de camino por la zona de la judería, con un encanto especial. Se tardan 15 minutitos y la entrada son 6€. No sabíamos claramente a lo que íbamos y ¡alucinamos! Un pedazo castillo, de dimensiones inconmensurables!! Este castillo, que data del siglo XII, es  considerado como una de las edificaciones militares portuguesas más importantes. En su interior alberga el Convento de Cristo, un monumento de enorme grandeza e historia, clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1983. 

 

    La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón, cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios, fue una de las órdenes monásticas militares católicas más poderosas de la Edad Media. Se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos, siendo fundada en 1118 por nueve caballeros franceses tras la primera cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista. 

    Antes de poner rumbo a Nazaré, nos pasamos a ver una exposición de la colección de cajas de cerillas más grande de Europa, nos pareció algo diferente y la verdad que nos gustó. El hombre que la hizo, consiguió tener más de 60.000 cajas de todas partes del mundo, se llamaba Aquiles Mota Lima. 


    En Nazaré nos encontramos con todo el turismo que no habíamos visto hasta ahora, muchísima gente! Menos mal que habíamos reservado para comer en María do Mar. Otro sitio bastante conocido y al que querríamos haber ido pero que no reservaban y al llegar tenía una cola enorme, era A Tasquinha. Comimos muy rico, pescado de la zona. La parte visitable de Nazaré está principalmente en la parte alta, para llegar allí se puede subir en coche, en funicular o caminando. Nosotros nos compramos un helado y lo hicimos andando. Es una subida de unos 15 minutos y es muy bonita. Al llegar ves toda la playa de Nazaré desde lo alto así como la Iglesia de Nazaré en una placita súper amplia. Desde allí fuimos caminando hasta el fuerte de san Miguel, desde donde se pueden ver ambas playas (praia do norte y praia de nazaré), con las impresionantes olas que se forman. De hecho, Nazaré es un punto de encuentro internacional para los mejores surfistas del mundo. Tiene una pequeña exposición de tablas de surf de grandes surfistas que han ido a surfear estas aguas. 

 

    Nos volvimos hacia el coche para poner rumbo a Óbidos, nuestro próximo destino en el que dormimos 2 noches. Históricamente, Óbidos era propiedad de la Reina de Portugal, una tradición que nació en 1282 cuando la población fue dada como regalo a la Reina Isabel el día de su boda. Este patronazgo real dotó a Óbidos, ciudad amurallada, de una herencia positiva que todavía conserva y en la actualidad es la ciudad más atractiva y encantadora del centro de Portugal. A nuestra llegada, fuimos al alojamiento (dentro de las murallas), Casa de San Thiago do Obidos. El sitio era económico comparado con otros alojamientos de la ciudad pero algo antiguo la verdad. Sin embargo, incluía el desayuno. Nos instalamos y fuimos a dar un paseo cortito ya que anochecía por lo que buscamos sitio de cena (Adega do Ramada), comida portuguesa con un vino de la casa bastante rico. 

 


Día 4. Caldas da Raina, Óbidos y Peniche.

    Por la mañana nos acercamos a Caldas de Raina (a unos 15 minutos en coche) para ver la plaza de la fruta, un mercado diario que ponen con frutas y verduras frescas de 8 a 13.00. Además, también nos dimos un paseo por el parque de Don Carlos I, el cual tiene un hospital termal abandonado, que en su tiempo fue de Isabel II, quien lo mandó construir. La visita principal a Caldas da Raina tenia como objetivo acercarnos a la Fábrica de Bordallo Pinherio, un artista portugués que diseñó loza (entro otras cosas) súper conocida en Portugal. Dicha cerámica es algo cara en comparación la la cerámica de otras partes de Portugal, sin embargo tiene una zona de outlet con cosas muy monas y bastante rebajadas. Compramos unas cuantas cositas y nos volvimos a Obidos para visitarlo, ya que aún no íbamos tenido ocasión. 

 

    En Óbidos siempre hay turistas, si es Semana Santa y hace buen tiempo, se triplica, por lo que es importante llevar los restaurantes reservados, en nuestra ocasión habíamos reservado para comer en JamonJamon, que venía en Google con muy buenas opiniones y tenía buena pinta. Antes de la comida, nos dimos un paseo por toda la muralla, no se tarda mucho en hacer y tienes unas vistas preciosas de toda la ciudad. Entre medias nos tomamos una cervecita desde una terraza/mirador, en la Pousada do Castelo. Justo al lado se encuentra la Iglesia de Sao Tiago, una iglesia antigua súper curiosa ya que dentro tiene una librería enorme, súper agradable para entrar y pasar un rato ojeando todos los libros. La verdad que la ciudad es una auténtica monada, podrías hacer fotos de cada esquina, sus puertas, sus enredaderas… Vimos una pastelería que hacía sus bollitos ahí mismo, olía que te morías (Capinha d’Obidos), probamos uno de ellos, súper rico y muy recomendable! 

 


    Nos fuimos hacia Bom Sucesso, una playa Preciosa que nos habían recomendado, a unos 30 minutos de Óbidos, para pasear y ver el atardecer. Sin embargo, cuando llegamos estaba bastante nublado y hacía viento, por lo que nos fuimos hacia Peniche, otra meca del surf. Estuvimos en una terraza tomando algo y viendo cómo surfeaban. Al atardecer nos fuimos de vuelta a Óbidos, cenamos en un italiano, correcto, y a descansar.

Día 5. Sintra.

    Ya nos habían comentado que Sintra es una joya del turismo. Siendo Semana Santa y domingo, nos imaginábamos que iba a estar todo llenísimo. Y así fue. Salimos temprano de Óbidos a Sintra. Habíamos decidido visitar el Palacio da Pena por la mañana y Quinta da Regaleira por la tarde. El Palacio da Pena, fue una las residencias de la familia real portuguesa durante el siglo XIX y a la vez constituye una de las máximas expresiones del estilo romántico del siglo XIX en Portugal. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1995. Por otro lado, el terreno de la Quinta da Regaleira de Sintra fue adquirido a principios del XX por Antonio Carvalho Monteiro, un millonario y filántropo portugués que con la ayuda del arquitecto Luigi Manini construyó esta finca que incluye el Palacio da Regaleira, un pequeño lago, un invernadero, varios torreones, cuevas y pasadizos secretos, una capilla y, el tan conocido, pozo iniciático de Sintra


    Además de estos lugares, hay otros visitables (como el Castelo dos Mouros), sin embargo, tampoco queríamos estar todo el día apurados para llegar al siguiente lugar. Por lo que, cogimos previamente las entradas de forma online para ambos lugares, ya que así te ahorras una cola en la entrada. El Palacio da Pena se encuentra en lo alto de la montaña (Sintra es sinónimo de cuestas) y habíamos leído que el tema de aparcar era complicado, por lo que decidimos dejarlo en la ciudad (el parquímetro funciona todos los días de la semana y el máximo tiempo que puedes pagar es de 4 horas, pero hay varios parkings al aire libre que son de pago). Nosotros lo dejamos en un parking de pago ya que preveíamos que estaríamos más de 4 horas (importante ir temprano porque se llenan rápido). 

    Para llegar a lo alto, se puede ir en tuktuk, en autobús (número 434), en Uber o andando (sin embargo es todo cuesta arriba y demora mucho tiempo). Nosotros escogimos la opción del Uber y el trayecto fueron 5€. La entrada al Palacio da Pena se puede coger con o sin transporte en autobús dentro del parque, nosotros las cogimos sin autobús. Desde la entrada al palacio hasta el palacio en sí son 10 minutos andando, eso si, subida. Puedo decir que hacia MUCHO tiempo que no estaba en una atracción turística con tanta gente. ¡Había más gente que en la guerra! Para visitar el palacio por dentro había una cola permanente, sin poder ir a tus anchas por el interior. Algo que, para mi, resta bastante a una visita. Sin embargo, objetivamente, el palacio es una preciosidad. Tras la visita por el interior (dura unos 45 minutos), dimos un buen paseo por todos los jardines. Nosotros lo disfrutamos mucho más, subimos hasta la Cruz Alta, desde donde se puede ver el palacio, impotente en la cima. También bajamos hasta el Valle de los Lagos. Desde aquí bajamos caminando hasta el centro histórico de Sintra, que estaba igual de lleno que arriba, claro. Nosotros habíamos reservado para comer en un sitio que encontré en internet con muy buena pinta y muy buenas opiniones. Muy alejado del centro, fuimos andando, se llamaba María Bojarda, con comida portuguesa. Tenía descuento con el tenedor y la verdad que nos encantó. 

 

    Por la tarde nos fuimos dando un paseo hasta la Quinta da Regaleira. También teníamos las entradas cogidas previamente así que nos ahorramos otra cola. Te dan un mapa al entrar, el cual es realmente útil ya que el recinto es inmenso. El lugar más conocido es el Poço Iniciático, con sus 30 metros de profundidad. La cola era impactante, pero por suerte iba rápido. Tras ello fuimos bajando y visitando los puntos que marcaba el mapa hasta alcanzar la iglesia y el palacio, que se podía ver por dentro. Nos encantó. Por la tarde descansamos en el último alojamiento, Espaço Edla y fuimos a cenar a Metamorfosis, extremadamente lentos pero el sitio muy rico.

  
Día 6. Cascais y viaje de vuelta a Madrid.

    Última ciudad que visitábamos en nuestro viaje. Nos acercamos hasta Cascais, dejamos el coche en un parking al lado del Mercado da Vila y visitamos andando. Al ser lunes, el mercado no estaba desplegado como en otros días de la semana. Paseamos por el casco antiguo y llegamos al museo Condes De Castro, paseamos por sus jardines y posteriormente por la zona de la Cidadela. Cascais es un sitio mono, sin embargo no terminó de gustarnos mucho.

    En resumen, ha sido un viaje muy completo y muy enriquecedor. Nos ha parecido una zona digna de visitar, la recomendamos mucho para una escapada de pocos días! Portugal es un país sorprendente. Siempre que he venido me he ido con ganas de seguir descubriendo!!